lunes, 9 de abril de 2012

Charles Baudelaire (1821–1867)




Charles Baudelaire

Charles Baudelaire
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Nombre completo Charles Pierre Baudelaire
Nacimiento 9 de abril de 1821
París, Francia
Defunción 31 de agosto de 1867
(46 años)
París, Francia
Nacionalidad Francés
Género Poesía
Movimientos Romanticismo
Parnasianismo
Simbolismo
Firma Fichier:Baudelaire signatur.jpg
Charles Pierre Baudelaire (9 de abril de 1821 - 31 de agosto de 1867) fue un poeta, crítico de arte y traductor francés. Fue llamado poeta maldito, debido a su vida de bohemia y excesos, y a la visión del mal que impregna su obra. Barbey d'Aurevilly, periodista y escritor francés, dijo de él que fue el Dante de una época decadente. Fue el poeta de mayor impacto en el simbolismo francés. Las influencias más importantes sobre él fueron Théophile Gautier, Joseph de Maistre (de quien dijo que le había enseñado a pensar) y, en particular, Edgar Allan Poe, a quien tradujo extensamente.

Biografía

Infancia

Nació en París el 9 de abril de 1821. Su padre, Joseph François Baudelaire, ex-seminarista, antiguo preceptor, fue también profesor de dibujo, pintor y funcionario jefe del Despacho de la Cámara de los Pares. Joseph le enseñó las primeras letras. Cuando nació Charles, su padre tenía la edad de sesenta años, y un hijo, Claude Alphonse, fruto de su primer matrimonio. Su madre fue Caroline Archimbaut-Dufays, quien no llegaba a los treinta años al nacer Baudelaire. Era hija de emigrantes franceses a Londres durante la revolución de 1793. Enseñó inglés a su hijo.
Fue criado por la sirvienta de la familia. Se conoce muy poco sobre ella, Mariette, pero se intuye que debió de tener gran peso en la familia. Baudelaire la recuerda en un poema aparecido en Las flores del mal.
Joseph François Baudelaire falleció en 1827, cuando Charles tenía seis años. Dejó una pequeña herencia. Su madre cambió de residencia y, a los veinte meses, Caroline se casó por conveniencia con Jacques Aupick, un vecino suyo de cuarenta años que llegará a ser general comandante de la plaza fuerte de París. Es probable que fuesen amantes antes de contraer matrimonio. Baudelaire con ello recibió un gran impacto emocional, viviéndolo como un abandono. Nunca llegó a tener buenas relaciones con Aupick, a quien siempre odió.
Tras las jornadas revolucionarias de 1830, Aupick es ascendido a teniente coronel por su participación en la campaña de Argelia. Dos años más tarde es nombrado jefe del Estado Mayor y se traslada con su familia a Lyon; allí permanecerán cuatro años, estudiando Baudelaire en el Collège Royal de Lyon, de cuyo ambiente no guardará buenos recuerdos. El futuro poeta se aburre y escapa de su encierro.
Su madre, impregnándose de la personalidad de Aupick, se va volviendo cada vez más rígida y puritana. En 1836 su marido asciende a general del Estado Mayor. Vuelven a París, donde Baudelaire es internado en el Collège Louis-le-Grand; allí permanecerá durante dos años y medio. En esa época lee a Sainte-Beuve, a Chenier y Musset, a quien más tarde criticará. Consigue el título de Bachiller superior pero, por una falta aún desconocida, es expulsado. Se cree que dicha falta podría estar relacionada con la resistencia del joven a la dura disciplina del colegio.

Juventud y bohemia

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Jeanne Duval, amante de Baudelarie cuando éste tenía 21 años. Es retratada por Édouard Manet.

En 1840 Baudelaire se matricula en la Facultad de Derecho. Comienza a frecuentar a la juventud literaria del Barrio Latino y conoce a nuevas amistades, como Gustave Levavasseur y Ernest Prarond. También entabla amistad con Gérard de Nerval, con Sainte-Beuve, Théodore de Banville y Balzac. Intima igualmente con Louis Ménard, poeta y químico.
Comienza a llevar una vida despreocupada; los altercados con la familia son constantes debido a su adicción a las drogas y al ambiente bohemio. Frecuenta prostíbulos y mantiene relaciones con Sarah, una prostituta judía del Barrio Latino. Charles la denomina La Louchette (la bizca). Además de torcer la vista, era calva. Probablemente fue ella quien le contagió la sífilis. Dentro de su obra capital, Las flores del mal, Baudelaire se refiere a Sarah en un poema, probablemente escrito en el momento en que dejó de verla asiduamente, reanudando sus relaciones con su otra amante, Jeanne Duval.
Une nuit que j'étais près d'une affreuse Juive, Comme au long d'un cadavre un cadavre étendu, Je me pris à songer près de ce corps vendu a la triste beauté dont mon désir se prive. ‘Una noche en que estaba con una horrible Judía, como un cadáver tendido junto a otro, pensaba, al lado de aquel cuerpo vendido, en esta triste belleza de la cual mi deseo se priva.’
Charles Baudelaire
La conducta de Baudelaire, que rechaza entrar en la carrera diplomática, horroriza a su familia. Su padrastro, descontento con la vida libertina que lleva, trata de distanciarlo de los ambientes bohemios de París. En marzo de 1841 un consejo de familia lo envía a Burdeos para que embarque con destino a los Mares del Sur, a bordo de un paquebote. La travesía debía durar dieciocho meses y llevarlo hasta Calcuta, en compañía de comerciantes y oficiales del Ejército. En este periodo escribe uno de sus poemas más celebres "El Albatros". Pero llegando a la Isla Mauricio, Baudelaire decide interrumpir su viaje y regresar a su país.
De regreso en Francia, se instaló de nuevo en la capital, volviendo a sus antiguas costumbres desordenadas.
Fichier:Chbaudelaire.jpg
Baudelaire par lui même
File:Charles Baudelaire 1855 Nadar.jpgFichier:Charles Baudelaire.jpg
Baudelaire, fotografía de Nadar.
Empezó a frecuentar los círculos literarios y artísticos y escandalizó a todo París por sus relaciones con la joven Jeanne Duval, la hermosa mulata que le inspiraría algunas de sus más brillantes y controvertidas poesías. Destacó pronto como crítico de arte: El Salón de 1845, su primera obra, llamó ya la atención de sus contemporáneos, mientras que su nuevo Salón, publicado un año después, llevó a la fama a Delacroix (pintor, entonces todavía muy discutido) e impuso la moderna concepción estética de su autor.
Buena muestra de su trabajo como crítico son sus Curiosidades estéticas, recopilación póstuma de sus apreciaciones acerca de los salones, al igual que El arte romántico (1868), obra que reunió todos sus trabajos de crítica literaria. Fue asimismo pionero en el campo de la crítica musical, donde destaca sobre todo la opinión favorable que le mereció la obra de Richard Wagner, que consideraba como la síntesis de un arte nuevo.
En literatura, los autores Hoffmann y Edgar Allan Poe, del que realizó numerosas traducciones (todavía canónicas en francés), alcanzaban, también según el criterio de Baudelaire, esta síntesis vanguardista; la misma que persiguió él asimismo en La Fanfarlo (1847), su única novela, y en sus distintos esbozos de obras teatrales.

Últimos años

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Tumba de Baudelaire en Montparnasse.
Fichier:Cénotaphe de Baudelaire.jpg
Cénotaphe de Baudelaire par José de Charmoy, cimetière du Montparnasse, entre la 26e et la 27e division. 
(La tombe de Baudelaire se trouve dans la 6e division.)
Comprometido por su participación en la revolución de 1848, la publicación de Las flores del mal, en 1857, acabó de desatar la violenta polémica gestada en torno a su persona. Los poemas (las flores) fueron considerados «ofensas a la moral pública y las buenas costumbres» y su autor fue procesado. Ante tales acusaciones Baudelaire respondió:
Todos los imbéciles de la burguesía que pronuncian las palabras inmoralidad, moralidad en el arte y demás tonterías me recuerdan a Louise Villedieu, una puta de a cinco francos, que una vez me acompañó al Louvre donde ella nunca había estado y empezó a sonrojarse y a taparse la cara. Tirándome a cada momento de la manga, me preguntaba ante las estatuas y cuadros inmortales cómo podían exhibirse públicamente semejantes indecencias.
Sin embargo, ni la orden de suprimir seis de los poemas del volumen ni la multa de trescientos francos que le fue impuesta impidieron la reedición de la obra, en 1861. En esta nueva versión aparecieron, además, unos treinta y cinco textos inéditos. El mismo año de la publicación de Las flores del mal, e insistiendo en la misma materia, emprendió la creación de los Pequeños poemas en prosa, editados en versión íntegra en 1869 (en 1864, el diario Le Figaro había publicado algunos textos bajo el título de El spleen de París). En esta época también vieron la luz Los paraísos artificiales (1858-1860), en los cuales se percibe una notable influencia del inglés De Quincey; el estudio Richard Wagner et Tannhäuser à Paris, aparecido en la Revue européenne en 1861; y El pintor de la vida moderna, un artículo sobre Constantin Guys, publicado por Le Figaro en 1863.
En 1864 viaja a Bélgica y residirá dos años en Bruselas. Allí intenta ganarse la vida dictando conferencias sobre arte, pero son un fracaso. En la primavera se encuentra con su editor. Sólo consigue dar tres conferencias sobre Delacroix, Gautier y Los paraísos artificiales, con escasa asistencia de público. Intenta una edición de su obra completa, pero fracasa; se venga de la falta de aceptación escribiendo un panfleto titulado ¡Pobre Bélgica! La sífilis que padecía le causó un primer conato de parálisis en (1865), y los síntomas de afasia y hemiplejía, que arrastraría hasta su muerte, aparecieron con violencia en marzo de 1866, cuando sufrió un ataque en la iglesia de Saint Loup de Namur. Trasladado urgentemente por su madre a una clínica de París, permaneció sin habla, pero lúcido, hasta su fallecimiento, en agosto del año siguiente. Fue enterrado en el Cementerio de Montparnasse, junto a la tumba de su padrastro. Su epistolario se publicó en 1872; los Journaux intimes (que incluyen Cohetes y Mi corazón al desnudo), en 1909; y la primera edición de sus obras completas, en 1939.
Tras su muerte, Charles Baudelaire sería considerado el padre, o gran profeta, de la poesía moderna. Fue una figura bastante popular en los círculos artísticos de París. Manet incluyó su efigie en su famoso cuadro Música en las Tullerías, y en 1865 grabó dos retratos de él, uno de ellos basado en una fotografía de Nadar.
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Retrato de Baudelaire, por Gustave Courbet
En noviembre de 1867, pocos meses después de la muerte de Baudelaire, se vende en pública subasta toda su propiedad literaria. Entre los documentos subastados se encuentran las listas de Poèmes à faire: apuntes y bocetos, asociados a El spleen de París. En este conjunto se hallan los títulos de un grupo de creaciones al que Baudelaire denominó Oneirocrities, el arte de explicar los sueños.

Las flores del mal

Las flores del mal es una obra de concepción clásica en su estilo, y oscuramente romántica por su contenido, en la que los poemas se disponen de forma orgánica (aunque esto no es tan evidente en las ediciones realizadas tras la censura y el añadido de nuevos poemas). En ella, Baudelaire expone la teoría de las correspondencias y, sobre todo, la concepción del poeta moderno como un ser maldito, rechazado por la sociedad burguesa, a cuyos valores se opone. El poeta se entrega al vicio (singularmente la prostitución y la droga), pero sólo consigue el Tedio (spleen, como se decía en la época), al mismo tiempo que anhela la belleza y nuevos espacios ("El viaje"). Es la "conciencia del mal".
La publicación de Las flores del mal, en 1857, le valió una condena por inmoralidad, debido sobre todo a un insidioso artículo aparecido en Le Figaro. La sentencia lo obligó a excluir poemas de la obra, a lo que el autor argumentó que el libro debía ser "juzgado en su conjunto", tal como él lo había concebido: un poema total, que no seguía un orden cronológico sino un orden de finalidades. Con Las flores del mal, Baudelaire dio fin al ciclo del Romanticismo para abrir paso a la Modernidad, no sólo por la temática de su obra, sino por el replanteamiento estético que en ella se hace y que consiste en el descubrimiento de la belleza en lo "no bello".

Influencia

File:Fantin-Latour Homage to Delacroix.jpg
Homenaje a DelacroixHenri Fantin-Latour (1836–1904) (el último sentado del lado derecho)
Identification des personnes, de gauche à droite :
Assis : Louis Edmond Duranty, Henri Fantin-Latour le peintre auteur du tableau lui-même, Jules Champfleury, Charles Baudelaire.
Debout : Louis Cordier, Alphonse Legros, James Whistler, Édouard Manet, Félix Bracquemond, Albert de Balleroy.
Au centre un autoportrait d' Eugène Delacroix
Su coetáneo Barbey d'Aurevilly, escritor y crítico literario, que fue uno de los primeros en defender la calidad de su obra, dijo de él que fue el Dante de una época decadente.
Baudelaire fue para algunos la crítica y síntesis del Romanticismo, para otros el precursor del Simbolismo, y tal vez haya sido ambas cosas al mismo tiempo. También es considerado el padre espiritual del decadentismo que aspira a épater la bourgeoisie (escandalizar a la burguesía). Los críticos coinciden al señalar que formalmente abrió el camino de la poesía moderna. Su oscilación entre lo sublime y lo diabólico, lo elevado y lo grosero, el ideal y el aburrimiento angustioso (el Spleen) se corresponde con un espíritu nuevo, y precursor, en la percepción de la vida urbana. Además, estableció para la poesía una estructura basada en las antedichas Correspondencias o trasvases perceptivos entre los distintos sentidos, idea ésta que desarrolla en el poema de ese título con el que se abre Las flores del mal. Las correspondencias equivalen a audaces imágenes sensoriales representativas de la caótica vida espiritual del hombre moderno.
El simbolismo de Rimbaud, Verlaine y Mallarmé, avanzando por el camino de una poesía autónoma, que se representará sólo a sí misma, es especialmente deudor de esta profunda concepción estética de Baudelaire. El trabajo de amplificación expresiva que realizó con la metáfora contribuyó en todo caso a sugerir el terreno ilimitado en el que podía expandirse el sistema de representación de la poesía. Todo lo cual fue de importancia decisiva para el desarrollo de la poesía en el siglo XX, junto con la experimentación de Arthur Rimbaud, el principal de los poetas "malditos", quizá el mejor heredero de Baudelaire. El propio Rimbaud fue uno de los primeros escritores en exaltar al poeta parisino, tan sólo cuatro años después de su muerte, coronaba a Baudelaire como "Rey de los Poetas, verdadero Dios."1 En el mundo de habla inglesa, Edmund Wilson considera a Baudelaire como el autor que imprime la mayor fuerza sobre el movimiento simbolista, a través de su traducción de Edgar Allan Poe.2
Por su parte, Rafael Reig considera en su Manual de Literatura para Caníbales que los escritores modernistas de lengua española, y muy especialmente Rubén Darío, adoptaron plenamente la visión del poeta que Baudelaire planteaba en su famoso poema titulado El albatros, lo que aprovecha para ironizar sobre algunos planteamientos de éste movimiento:
Baudelaire tenía razón: un albatros en tierra, con su andar tambaleante y arrastrando las alas, da verdadera risa. Todos los marineros lo sabemos. Llama la atención la diferencia entre la torpeza de sus andares y su majestuosa elegancia en el aire. La envergadura de sus alas es enorme, de más de cuatro metros: sólo con extenderlas a favor de viento pueden levantar el vuelo. Sin embargo, tienen serias dificultades para aterrizar y suelen golpearse las alas. Se alimentan de calamares y de los desperdicios de los barcos. El albatros errante (Diomedea exulans) puede devorar peces de más de medio metro de longitud.3
A comienzos de los años 20 varios autores de primer nivel como Proust, Walter Benjamin y T.S. Eliot retoman el interés por el francés mediante diversos análisis, estudios, ensayos y artículos. En 1930, TS Eliot elabora su teoría de que Baudelaire que aún no era suficientemente respetado y valorado, incluso en Francia, sostiene que el poeta era "un genio", y añade que su "virtuosismo técnico, que casi nunca se puede subestimar... ha hecho que sus versos una fuente inagotable para los poetas futuros estudios, no sólo los de su lengua."4 Eliot afirmaba que la poesía relevante escrita en Inglés durante los veinte años anteriores había sido influida por Baudelaire.
El mismo Eliot se identificaba como parte de la "progenie de Baudelaire". Siendo totalmente dado a la reutilización de versos y fragmentos de otros escritores se da la paradoja de que pocas veces empleó citas literales del poeta francés, aunque ciertamente sí lo utilizó en uno de sus más grandes poemas: La tierra baldía, donde cita hasta en tres ocasiones a Las flores del mal.

Baudelaire en el teatro

En el año 1983 el escritor argentino Edgar Brau presentó en Buenos Aires, como actor y director, un espectáculo denominado Malditos, cuya columna vertebral estaba constituida por veintiún poemas de Las flores del mal. Cada uno de esos poemas era presentado de acuerdo con el ambiente y la atmósfera que les eran propios, lo cual permitía, por ejemplo, que a la representación despojada de un poema como Recogimiento (Recueillement), le siguiera la fastuosidad visual (constituida por danzas orientales) de La serpiente que danza (Le serpent qui danse) o la intensidad trágica del trabajo coral requerido por el enfrentamiento fraterno que se da en Abel y Caín (Abel et Cain). Fue la primera y única vez en que los poemas de Baudelaire fueron llevados a escena no para ser recitados sino para ser actuados y montados como si se tratara de unas muy reducidas piezas teatrales.

Obras

Bibliografía

En español

En otros idiomas

Véase también

Referencias

  1. Arthur Rimbaud (Rimbaud, Arthur): complètes oeuvres (Obras Completas), pp 253, NRF / Gallimard, 1972a
  2. Edmund Wilson (Wilson, Edmund): Castillo de Axel (Axel's Castle), pp 20, Fontana, 1962 (publicado originalmente en 1931).
  3. Reig, Rafael. Manual de literatura para caníbales, Cap. “El albatros a pie” (Debate, 2006)
  4. Baudelaire en Ensayos escogidos de TS Eliot (Eliot, TS), pág. 422 y 425, Faber & Faber, 1961
  5. Charles Baudelaire, Tableaux Parisiens, acceso a la edición de 1923 del libro de Walter Benjamin (en Alemán)
  6. http://world.std.com/~raparker/exploring/tseliot/works/essays/lesson-of-baudelaire.html

Enlaces externos


Fichier:Plaque Baudelaire-Sibelius-Wagner-Wilde, 19 quai Voltaire, Paris 7.jpg
Plaque apposée sur la façade de l'hôtel du Quai Voltaire, au n° 19 du quai Voltaire, Paris 7e, où séjournèrent Charles Baudelaire, Jean Sibelius, Richard Wagner, Oscar Wilde. Sur une deuxième plaque figure le dernier quatrain du Crépuscule du matin, poème de Baudelaire paru dans Les Fleurs du mal :

L'aurore grelottante en robe rose et verte
S'avancait lentement sur la Seine deserte,
Et le sombre Paris, en se frottant les yeux,
Empoignait ses outils, vieillard laborieux.


Fichier:Rue d'Amsterdam, 22.jpg
Hôtel de Dieppe, where Baudelaire lived before leaving for Belgium : 22, rue d'Amsterdam, Paris 9th arrond.
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Charles Baudelaire Wikipedia (français)



Charles-Pierre Baudelaire est un poète français, né à Paris le 9 avril 1821 et mort dans la même ville le 31 août 1867. « Dante d'une époque déchue »1 selon le mot de Barbey d'Aurevilly, nourri de romantisme, tourné vers le classicisme, à la croisée entre le Parnasse et le symbolisme, chantre de la « modernité », il occupe une place qui lui est propre dans l'histoire littéraire du XIXe siècle.
Au cœur des débats sur la fonction de la littérature de son époque, Baudelaire détache la poésie de la morale, la proclame tout entière destinée au Beau et non à la Vérité2. Comme le suggère le titre de son recueil Les Fleurs du mal, il a tenté de tisser des liens entre le mal et la beauté, le bonheur et l'idéal inaccessible (À une passante), la violence et la volupté (Une martyre), entre le poète et son lecteur (« Hypocrite lecteur, mon semblable, mon frère »), entre les artistes à travers les âges (Les Phares3). Outre les poèmes graves (Semper Eadem) ou scandaleux (Delphine et Hippolyte), il a exprimé la mélancolie (Mœsta et errabunda) et l'envie d'ailleurs (L'Invitation au voyage). Il a aussi extrait la beauté de l'horreur (Une charogne).


Éléments biographiques

Charles Baudelaire naît rue Hautefeuille4 à Paris. Sa mère, Caroline Archenbaut-Defayis (Dufaÿs ou Dufays, par corruption) a vingt-sept ans. Son père, Joseph-François Baudelaire, né en 1759 à La Neuville-au-Pont5, en Champagne, est alors sexagénaire. Quand il meurt, en 1827, Charles n'a que six ans. Cet homme lettré, épris des idéaux des Lumières, et amateur de peinture, peintre lui-même, lui laisse un héritage dont il n'aura jamais le total usufruit. Il avait épousé, en première noces, le 7 mai 1797, Jeanne Justine Rosalie Jasmin avec laquelle il eut un fils, Claude Alphonse Baudelaire, le demi-frère de Charles.
Un an plus tard, sa mère, Caroline Archimbaut-Dufays (1793-1871) se remarie avec le chef de bataillon Jacques Aupick. Le futur poète ne pardonnera jamais à sa mère ce remariage, et l'officier Aupick, devenu plus tard ambassadeur, incarne à ses yeux tout ce qui fait obstacle à ce qu'il aime : sa mère, la poésie, le rêve, et la vie sans contingences.
« S'il va haïr le général Aupick, c'est sans doute que celui-ci s'opposera à sa vocation. C'est surtout parce que son beau-père lui prenait une partie de l'affection de sa mère. [...] Une seule personne a réellement compté dans la vie de Charles Baudelaire : sa mère6 »
En 1831, le lieutenant-colonel Aupick ayant reçu une affectation à Lyon, Baudelaire est inscrit à la pension Delorme puis suit les cours de sixième au Collège royal de Lyon, en cinquième il devient interne. En janvier 1836, la famille revient à Paris où Aupick est promu colonel en avril. Baudelaire, alors âgé de quatorze ans, est inscrit au Collège Louis-le-Grand comme pensionnaire, mais il doit redoubler sa troisième. En seconde, il obtient le deuxième prix de vers latins au concours général.
Renvoyé du lycée Louis-le-Grand en avril 1839 pour une vétille7, Baudelaire mène une vie en opposition aux valeurs bourgeoises incarnées par sa mère et son beau-père. Il est reçu in extremis au Baccalauréat qu'il passe au lycée Saint-Louis en fin d'année. Son beau-père jugeant la vie de son beau-fils « scandaleuse », décide de l'envoyer en voyage vers les Indes, périple qui prend fin aux Mascareignes (Maurice et La Réunion) en 1841.
De retour à Paris, il s'éprend de Jeanne Duval, jeune mulâtresse, avec laquelle il connaîtra les charmes et les amertumes de la passion. Dandy endetté, il est placé sous tutelle judiciaire, et connaît, dès 1842, une vie dissolue. Il commence alors à composer plusieurs poèmes des Fleurs du mal. Critique d'art et journaliste, il défend en Delacroix le représentant du romantisme en peinture, mais aussi Balzac lorsque l'auteur de La Comédie humaine est attaqué et caricaturé pour sa passion des chiffres8 ou pour sa perversité présumée9. Grâce à son ami Louis Ménard, Baudelaire découvre en 1843 les « paradis artificiels » dans le grenier de l'appartement familial des Ménard : il y goûte la confiture verte. Même s'il contracte la colique à cette occasion, cette expérience semble décupler sa créativité (il fait son autoportrait en pied, très démesuré), aussi va-t-il renouveler cette expérience occasionnellement sous contrôle médical en participant aux réunions du "club des Haschischins". En revanche, sa pratique de l'opium est plus longue : il fait d'abord un usage thérapeutique du laudanum10 dès 1847, prescrit pour combattre ses maux de tête et comme analgésique (suite aux douleurs intestinales consécutives à une syphilis, probablement contractée durant sa relation avec la prostituée Sarah la Louchette vers 1840). Comme De Quincey avant lui, l’accoutumance le fait augmenter progressivement les doses. Croyant y trouver un adjuvant créatif, il en décrira les enchantements et tortures11.
En 1848, il participe aux barricades. La révolution de février instituant la liberté de la presse, Baudelaire fonde l'éphémère gazette Le Salut Public (d'obédience résolument républicaine), qui ne va pas au-delà du deuxième numéro. Le 15 juillet 1848, paraît dans La Liberté de penser un texte d'Edgar Allan Poe traduit par Baudelaire : Révélation magnétique. À partir de cette période, Baudelaire n'aura de cesse de clamer son admiration pour l'écrivain américain et deviendra son traducteur attitré. La connaissance des œuvres de Poe et de Joseph de Maistre atténue définitivement sa "fièvre révolutionnaire"12. Plus tard, il partage la haine de Gustave Flaubert et de Victor Hugo pour Napoléon III, mais sans s'engager outre mesure dans son œuvre (« L'Émeute, tempêtant vainement à ma vitre / Ne fera pas lever mon front de mon pupitre » - Paysage dans Tableaux parisiens du recueil Les Fleurs du mal)13 Baudelaire se voit reprocher son écriture et le choix de ses sujets. Il n'est compris que par quelques-uns de ses pairs comme Armand Baschet, Édouard Thierry, Champfleury, Barbey d’Aurevilly, Dulamon14, ou encore André Thomas... Cet engouement confidentiel contraste avec l'accueil houleux que réserve la presse au poète des Fleurs du mal. Dès la parution du recueil, en 185715, Gustave Bourdin réagit avec une extrême virulence dans les colonnes du Figaro du 5 juillet 1857 : « Il y a des moments où l'on doute de l'état mental de M. Baudelaire, il y en a où l'on n'en doute plus ; —c'est, la plupart du temps, la répétition monotone et préméditée des mêmes choses, des mêmes pensées. L'odieux y côtoie l'ignoble ; le repoussant s'y allie à l'infect... » et cela deviendra le jugement dominant de l'époque.
Moins de deux mois après leur parution, Les Fleurs du mal sont poursuivies16 pour « offense à la morale religieuse » et « outrage à la morale publique et aux bonnes mœurs ». Seul ce dernier chef d'inculpation condamne Baudelaire à une forte amende de trois cents francs, réduite à cinquante, suite à une intervention de l'impératrice Eugénie. L'éditeur, Auguste Poulet-Malassis, s'acquitte pour sa part d'une amende de cent francs, et doit retrancher six poèmes dont le procureur général Ernest Pinard a demandé l'interdiction (Les bijoux ; Le Léthé ; À celle qui est trop gaie ; Lesbos ; Femmes damnées [le premier poème] ; Les métamorphoses du vampire). Malgré la relative clémence des jurés, eu égard au réquisitoire qui vise onze poèmes, ce jugement touche profondément le poète, qui réalisera, contraint et forcé, une nouvelle édition en 1861, enrichie de trente-deux poèmes. En 1862, Baudelaire est candidat au fauteuil d'Eugène Scribe à l'Académie Française. Il est parrainé par Sainte-Beuve et Vigny. Le 6 février 1862, il n'obtient aucune voix et se désiste. Par la suite, il renonce à se présenter au fauteuil de Lacordaire17. En 1866, l'auteur réussit à publier les six pièces condamnées, accompagnées de seize nouvelles, à Bruxelles, c'est-à-dire hors de la juridiction française, sous le titre Les Épaves18.
Le 24 avril 1864, le poète, criblé de dettes, part pour la Belgique pour entreprendre une tournée de conférences où ses talents de critique d'art éclairé ne déplacent guère les foules. Il se fixe à Bruxelles, et prépare un pamphlet contre son éphémère pays d'accueil, qui figure, à ses yeux, une caricature de la France bourgeoise. Le féroce Pauvre Belgique! restera inachevé. Pressentant la mort inéluctable de ce royaume qu'il juge artificiel, il résume son épitaphe en un mot : Enfin !
C'est en Belgique que Baudelaire rencontre Félicien Rops, qui illustre les Fleurs du mal. Lors d'une visite à l'église Saint-Loup de Namur, Baudelaire perd connaissance. Cet effondrement est suivi de troubles cérébraux, en particulier d'aphasie. À partir de mars 1866, il souffre d'hémiplégie. Il meurt à Paris de la syphilis le 31 août 1867, sans avoir pu réaliser le projet d'une édition définitive - comme il la souhaitait - des Fleurs du Mal, travail de toute une vie. Il est inhumé au cimetière du Montparnasse (6e division), dans la même tombe que son beau-père, le général Aupick et sa mère.
Le Spleen de Paris (autrement appelé Petits poèmes en prose) est édité à titre posthume en 1869, dans une nouvelle édition remaniée par Asselineau et Théodore de Banville. À sa mort, son héritage littéraire est mis aux enchères. L'éditeur Michel Lévy l'acquiert pour 1750 francs. La troisième édition des Fleurs du Mal que préparait Charles Baudelaire, accompagnée des 11 pièces intercalaires, a disparu avec lui.

Révision de la condamnation de 1857

Une première demande en révision du jugement de 1857 fut introduite en 1929 par Louis Barthou ; cependant elle ne fut pas satisfaite, aucune procédure n'existant à l'époque pour ce cas. C'est par la loi du 25 septembre 194619 que fut créée une procédure de révision des condamnations pour outrage aux bonnes mœurs commis par la voie du livre, exerçable par le Garde des Sceaux à la demande de la Société des gens de lettres. Celle-ci décida, l'année même, de demander ladite révision pour Les Fleurs du Mal, qui fut enfin accordée, le 31 mai 1949, par la Chambre criminelle de la Cour de cassation20,21,22.

Domiciles du poète

Baudelaire habita principalement Paris, où il occupa une quarantaine de domiciles. Voici un relevé approximatif de ses adresses23.
  • 13, rue Hautefeuille, où il naît le 9 avril 1821. La maison fut détruite lors du percement du boulevard Saint-Germain, mais on peut encore voir le no 15.
  • 50, rue Saint-André-des-Arts, à partir de la mort de son père (1827)
  • 11, rue du Débarcadère (située à l’époque à Neuilly) (1827-1828)
  • 17, rue du Bac, à partir du second mariage de sa mère (1828), et jusqu’à la promotion de son mari le colonel Aupick (1832)
  • Lyon (1832-1836). Baudelaire est logé d’abord à la pension Delorme, puis dans l’internat du collège Royal.
  • De retour à Paris (1836): 32 rue de l'Université
  • Internat au lycée Louis-le-Grand, 123 rue Saint-Jacques (mars 1836-avril 1839)
  • Renvoyé du collège, Baudelaire est domicilié chez sa mère et son beau-père le général Aupick, qui habitent à cette époque la rue Culture-Sainte-Catherine, dans le Marais (printemps 1839). Baudelaire reprend ses cours comme externe au Lycée Saint Louis.
  • 22, rue du Vieux-Colombier, chez son répétiteur M. Lassègue, jusqu'à passage du baccalauréat (août 1839)
  • Pension L'Evêque et Bailly, rue de l’Estrapade
  • Rue du Pot-de-Fer-St.-Sulpice, chez Mlle Théot
  • 73 rue de l'Ille
  • 50 rue de Sévigné
  • Voyage dans les mers du Sud (9 juin 1841 - début février 1842): Bordeaux, Île Maurice, Île Bourbon (actuelle Île de la Réunion)
  • De retour à Paris: 10 (devenu 22) quai de Béthune, sur l’île Saint-Louis24, au rez-de-chaussée à gauche de la porte d’entrée, avec fenêtre sur rue (mai-décembre 1842). Il y reçoit les visites de sa nouvelle maîtresse Jeanne Duval, qu’il avait rencontrée au théâtre du Panthéon (sis au « cloître Saint-Benoît » (bâtiment détruit depuis, à la place de l'actuelle Sorbonne)
  • rue Vaneau, au rez-de-chaussée (premier semestre de 1843)
  • 15 quai d’Anjou, île Saint-Louis (juin à septembre 1843)
  • hôtel Pimodan (originellement hôtel de Lauzun, puis redevenu tel plus tard)25, 17 quai d’Anjou, île Saint-Louis. Baudelaire occupe trois pièces au dernier étage sous les combles, côté cour (octobre 1843 - 1846). Lors de son aménagement, il loge Jeanne Duval et la mère de Jeanne au 6, rue de la Femme-sans-Tête (devenue rue Le Regrattier), également sur l’île Saint-Louis.
  • À partir de 1846, Baudelaire va occuper une succession d’hôtels et de chambres garnies, souvent très brièvement. Au cours de 1846-47 il est successivement à l’hôtel Corneille (rue Corneille); au 33 rue Coquenard (devenue rue Lamartine); à l’hôtel de Dunkerque (32, rue Lafitte); au 68 (ou 36 ?), rue de Babylone; à l’hôtel Folkestone (rue Lafitte); 24 rue de Provence; 7 rue de Tournon; et autrepart encore dans des petits garnis « borgnes et introuvables »26.
  • 18, avenue de la République (devenue avenue de Neuilly) en août 1848
  • séjour à Dijon
  • 95, avenue de la République (devenue avenue de Neuilly) à Neuilly (mai 1850-juillet 1851)
  • 25, rue des Marais-du-Temple (devenue rue Yves-Toudic)
  • 11, boulevard Bonne-Nouvelle (mai-juillet 1852)
  • hôtel du 60, rue Pigalle (octobre 1852-mai 1854) - non loin de Mme Sabatier, qui habitait au 4 ou 16, rue Frochot. La mère de Baudelaire et son mari le général Aupick habitent à cette époque au 91, rue du Cherche-Midi.
  • hôtel d’York (actuellement hôtel Baudelaire Opéra), 61, rue Sainte-Anne (février 1854)
  • hôtel du Maroc, 57, rue de Seine (mai 1854-février 1855)
  • en mars 1855 le poète subit six déménagements. Il se dit « balloté d’hôtel en hôtel ». Au début de juin il est dans des gîtes de rencontre27.
  • hôtel de Normandie, 13, rue Neuve-des-Bons-Enfants (juin 1855)
  • 27, rue de Seine (juillet-août 1855)
  • 18, rue d’Angoulême-du-Temple (devenue rue Jean-Pierre-Timbaud) (de janvier à juin 1856). C’est là qu’il s’aménage de nouveau avec Jeanne Duval, mais les choses ne s’arrangent pas (disputes parfois violentes) et il la quitte.
  • hôtel Voltaire, 19, quai Voltaire (actuellement hôtel du quai Voltaire) (juin 1856 - novembre 1858). C’est ici que Baudelaire achève les Fleurs du Mal. L’hôtel est a deux pas de l’imprimerie du Moniteur universel, qui va publier en feuilleton un roman de Poe dans la traduction de Baudelaire, et Baudelaire dort souvent à l’imprimerie après y avoir travaillé toute la journée.
  • Allers-retours entre le domicile de sa mère à Honfleur, et le domicile de Jeanne à Paris, 22, rue Beautreillis ; avec quelques séjours à Alençon pour visiter son éditeur Poulet-Malassis (novembre 1858 - juin 1859)
  • hôtel de Dieppe, 22, rue d’Amsterdam (cet hôtel existe encore) (1859-1864). Mme Sabatier logera non loin à partir de 1860 - au 10 r. de la Faisanderie. À cette époque Baudelaire logera Jeanne Duval à Neuilly, 4 rue Louis-Philippe, où il cohabitera avec elle brièvement (décembre 1860 - Janvier 1861).
  • Séjour en Belgique (1864-1866). Baudelaire loge principalement à Bruxelles, à l’hôtel du Grand Miroir, 28, rue de la Montagne. Quand il revient (rarement) à Paris, il loge à l’hôtel du Chemin de fer du Nord, place du Nord. (Jeanne Duval habite à cette époque au 17, rue Sauffroy, dans le quartier des Batignolles.) C’est en Belgique que Baudelaire est atteint d’une congestion cérébrale lors d’une visite à Namur, à l’église Saint-Loup. Il sera rapatrié vivant mais aphasique.
  • 1, rue du Dôme, dans le quartier de Chaillot, à la clinique du docteur Duval. Baudelaire y entre en juillet 1866 et y meurt le 31 août 1867.
Baudelaire fréquentait beaucoup les cafés, puisqu’il « composait dans les cafés et dans la rue », selon un ami de jeunesse28. En sa jeunesse il se retrouvait souvent avec ses amis chez Duval (un marchand de vin), place de l’Odéon. Il affectionnait aussi La Rotonde, pas le café célèbre du même nom (boulevard du Montparnasse), mais un autre, situé dans le quartier Latin. Il mangeait souvent à la Tour d’Argent, quai de la Tournelle (restaurant qui existe encore sous le même nom, mais dont l’intérieur n’a rien en commun avec son apparence à l’époque de Baudelaire). Plus tard ce sera le café Momus, rue des Prêtres-Saint-Germain-l’Auxerrois, le Mabille, le Prado, la Chaumière, et la Closerie des Lilas29.

Regards sur l'œuvre

Horreur et extase

Article détaillé : Spleen baudelairien
«Tout enfant, j'ai senti dans mon cœur deux sentiments contradictoires : l'horreur de la vie et l'extase de la vie.» (Mon cœur mis à nu)
Toutes les grandes œuvres romantiques témoignent de ce passage de l'horreur à l'extase et de l'extase à l'horreur30. Ces impressions naissent chez Baudelaire du sentiment profond de la malédiction qui pèse sur la créature depuis la chute originelle. En ce sens, les Fleurs du Mal appartiennent au Génie du christianisme.
«  L'œuvre entière offre un aspect étrange et puissant, conception neuve dans sa riche et sombre diversité, marquée du sceau énergique d'une longue méditation.(...) Les Fleurs du mal appartiennent au Génie du Christianisme31 ».
Analysant ce qu'il appelait « le vague des passions » dans la préface de 1805 à cet ouvrage, Chateaubriand écrivait : « Le chrétien se regarde toujours comme un voyageur qui passe ici-bas dans une vallée de larmes, et qui ne se repose qu'au tombeau. » Pour Baudelaire, il ne s'agit ni de littérature, ni de notions plus ou moins abstraites, mais « du spectacle vivant de (sa) triste misère ». Comme la nature, l'homme est souillé par le péché originel et, à l'instar de René ou de Werther (Goethe), Baudelaire n'éprouve le plus souvent que le dégoût pour « la multitude vile » (Recueillement). Ce qui le frappe surtout, c'est l'égoïsme et la méchanceté des créatures humaines, leur paralysie spirituelle, et l'absence en elles du sens du beau comme du sens du bien. Le poème en prose La Corde s'inspirant d'un fait vrai, raconte comment une mère, indifférente pour son enfant qui vient de se pendre, s'empare de la corde fatale pour en faire un fructueux commerce32.
Baudelaire devait en souffrir plus que tout autre30 : L'Albatros dénonce le plaisir que prend le « vulgaire » à faire le mal, et, singulièrement, à torturer le poète. Dans L'Art romantique, Baudelaire remarque : « C'est un des privilèges prodigieux de l'Art que l'horrible, artistement exprimé, devienne beauté et que la douleur rythmée et cadencée remplisse l'esprit d'une joie calme. ». Des poèmes, comme Le Mauvais Moine, L'Ennemi, Le Guignon montrent cette aspiration à transformer la douleur en beauté. Peu avant Baudelaire, Vigny et Musset avaient également chanté la douleur.
Baudelaire a été jugé odieux et infâme à son époque car il a, sans aucune contestation possible, transcendé, surpassé les esprits de son époque. Il a su se défaire de l'influence encore énorme de la morale des mœurs qui régnaient en son temps. Il a été jugé " dérangé mentalement " car il était différent. Différent dans sa manière de concevoir les choses, et avoir une conception originale du monde et de l'humain a posé beaucoup de problèmes à certain (Spinoza par exemple). Tout comme les poètes se sont détachés de l'influence des biens matériels (d'où leurs amours pour la nature et les choses authentiques), Baudelaire a su acquérir une objectivité sans égale en se plaçant au delà de la foule, sa poésie ne porte pas l'infâme marque d'une quelconque morale ou opinion qui sévissent dans les temps, son jugement, il l'a fait par lui-même, son point de vue est né de sa propre conception de choses, et nul, mis à part des hommes d'exception ne peuvent influencer l'esprit de Baudelaire. Le poète avait conscience que son œuvre pourrait être pleinement " comprise" et appréciée dans les années à suivre, (tout comme Nietzsche), avec la délibération des mœurs d'aujourd'hui on reconnait le travail de Baudelaire.
Comment Baudelaire aurait-il pu croire à la perfectibilité des civilisations ? Il n'a éprouvé que mépris pour le socialisme d'une part, pour le réalisme et le naturalisme d'autre part33. Avec une exception pour le realiste Honoré de Balzac dans lequel Baudelaire voyait bien davantage qu'un naturaliste (« Si Balzac a fait de ce genre roturier [le roman de mœurs] une chose admirable, toujours curieuse et souvent sublime, c'est parce qu'il y a jeté tout son être. J'ai maintes fois été étonné que la grande gloire de Balzac fût de passer pour un observateur ; il m'avait toujours semblé que son principal mérite était d'être visionnaire, et visionnaire passionné. »)34
Les sarcasmes à l'égard des théories socialistes (après 1848), réalistes et naturalistes se multiplient dans son œuvre. Comme Poe, dont il fera les traductions, il considère « le Progrès, la grande idée moderne, comme une extase de gobe-mouches ». Pour en finir avec ce qu'il appelle « les hérésies » modernes, Baudelaire dénonce encore « l'hérésie de l'enseignement » : « La poésie, pour peu qu'on veuille descendre en soi-même, interroger son âme, rappeler ses souvenirs d'enthousiasme, n'a pas d'autre but qu'elle-même. […] Je dis que si le poète a poursuivi un but moral, il a diminué sa force poétique ; et il n'est pas imprudent de parier que son œuvre sera mauvaise. »35 Le poète ne se révolte pas moins contre la condition humaine. Il dit son admiration pour les grandes créations sataniques du romantisme comme Melmoth (roman noir — gothique — de Charles Robert Maturin). Négation de la misère humaine, la poésie, à ses yeux, ne peut être que révolte. Celle-ci prend une forme plus moderne dans les Petits poèmes en prose et se fait humour noir.

Art poétique

Rejetant le réalisme et le positivisme dont il est contemporain, Baudelaire sublime la sensibilité et cherche à atteindre la vérité essentielle, la vérité humaine de l'univers, ce qui le rapproche en termes philosophiques du platonisme[réf. nécessaire]. Il écrit ainsi en introduction à trois de ces poèmes dans le Salon de 1846 : « La première affaire d'un artiste est de substituer l'homme à la nature et de protester contre elle. Cette protestation ne se fait pas de parti pris, froidement, comme un code ou une rhétorique, elle est emportée et naïve, comme le vice, comme la passion, comme l'appétit. » Et il ajoute dans le Salon de 1859 : « L'artiste, le vrai artiste, le vrai poète, ne doit peindre que selon ce qu'il voit et ce qu'il sent. Il doit être réellement fidèle à sa propre nature. ». Baudelaire énonce ainsi la découverte fondamentale de la sensibilité moderne : « Le beau est toujours bizarre. Je ne veux pas dire qu'il soit volontairement, froidement bizarre, car dans ce cas il serait un monstre sorti des rails de la vie. Je dis qu'il contient toujours un peu de bizarrerie, de bizarrerie non voulue, inconsciente, et que c'est cette bizarrerie qui le fait être particulièrement le Beau. »
C'est pourquoi l'imagination est pour lui « la reine des facultés ». Au fait, elle substitue « une traduction légendaire de la vie extérieure » ; à l'action, le rêve. Cette conception de la poésie annonce celle de presque tous les poètes qui vont suivre. Cependant, Baudelaire n'a pas vécu son œuvre, pour lui vie et poésie, restaient, dans une certaine mesure, séparées (ce qu'il exprime en disant: La poésie est ce qu'il y a de plus réel, ce qui n'est complètement vrai que dans un autre monde). Là où Baudelaire et Stéphane Mallarmé ne pensaient qu'œuvre d'art, les surréalistes, après Arthur Rimbaud, penseront œuvre de vie, et essayeront de lier action et écriture. Malgré cette divergence avec ses successeurs, il fut l'objet de vibrants hommages comme celui que lui rendit le jeune Rimbaud pour qui il fut un modèle : « Baudelaire est le premier voyant, roi des poètes, un vrai Dieu. » Il suffit de comparer ces quelques lignes de Baudelaire :
« […] qui n'a connu ces admirables heures, véritables fêtes du cerveau, où les sens plus attentifs perçoivent des sensations plus retentissantes, où le ciel d'un azur plus transparent s'enfonce dans un abîme plus infini, où les sons tintent musicalement, où les couleurs parlent, et où les parfums racontent des mondes d'idées ? Eh bien, la peinture de Delacroix me paraît la traduction de ces beaux jours de l'esprit. Elle est revêtue d'intensité et sa splendeur est privilégiée. Comme la nature perçue par des nerfs ultra-sensibles, elle révèle le surnaturalisme36. »
avec ce passage du Premier Manifeste du surréalisme :
« Réduire l'imagination à l'esclavage, quand bien même il y irait de ce qu'on appelle grossièrement le bonheur, c'est se dérober à tout ce qu'on trouve, au fond de soi, de justice suprême. La seule imagination me rend compte de ce qui peut être, et c'est assez pour lever un peu le terrible interdit ; assez aussi pour que je m'abandonne à elle sans crainte de me tromper37. »
Ainsi, le surnaturalisme comporte en germe certains aspects de l'œuvre de Lautréamont, de Rimbaud et du surréalisme même.
C'est à propos de la peinture d'Eugène Delacroix et de l'œuvre de Théophile Gautier que Baudelaire a usé de cette formule célèbre qui caractérise si justement son art : « Manier savamment une langue, c'est pratiquer une espèce de sorcellerie évocatoire. C'est alors que la couleur parle, comme une voix profonde et vibrante, que les monuments se dressent et font saillie sur l'espace profond ; que les animaux et les plantes, représentants du laid et du mal, articulent leur grimace non équivoque, que le parfum provoque la pensée et le souvenir correspondants ; que la passion murmure ou rugit son langage éternellement semblable. »38
Baudelaire utilise régulièrement la synesthésie pour rapprocher les sens, notamment dans le poème Correspondances.
Seul Gérard de Nerval, avant lui, avait créé une poésie qui ne fût pas littérature. Libérée du joug de la raison, la poésie peut désormais exprimer la sensation.
« En faisant de Baudelaire le chef de file d'une poésie de la sensation, Barrès le montre s'épuisant à « chercher de sensations en sensations des frissons, des frissons nouveaux39. »
Et lors de l'inauguration du monument Baudelaire au cimetière du Montparnasse, Armand Dayot, inspecteur des Beaux-Arts rappellera cette recherche de la sensation : « Ce fait même d'avoir découvert un frisson nouveau, frisson qui va jusqu'à l'extrême limite de la sensibilité, presque au délire de l'Infini, dont il sut emprisonner les manifestations les plus fugitives, fait de Baudelaire un des explorateurs les plus audacieux mais aussi des plus triomphants de la sensation humaine40 »
Déjà, dans ses meilleurs poèmes, Baudelaire, comme Mallarmé et Maurice Maeterlinck, ne conserve du vers classique que sa musique, évitant par les césures irrégulières, les rejets, les enjambements le caractère par trop mécanique de l'alexandrin, et annonce ainsi les prémices du vers impair de Verlaine, les dissonances de Laforgue, qui aboutiront finalement à la création du vers libre. Sans le savoir, Baudelaire fonde ainsi les bases de ce que l'on appellera plus tard le symbolisme.
Inspiré par la lecture de Gaspard de la nuit d'Aloysius Bertrand qui, le premier, avait introduit le poème en prose en France, il compose Petits poèmes en prose et explique dans sa préface : « Quel est celui de nous qui n'a pas, dans ses jours d'ambition, rêvé le miracle d'une prose poétique, musicale sans rythme et sans rime, assez souple et assez heurtée pour s'adapter aux mouvements lyriques de l'âme, aux ondulations de la rêverie, aux soubresauts de la conscience ? »41

Jeanne Duval

Jeanne Duval est la principale muse de Baudelaire, avant Apollonie Sabatier et Marie Daubrun. Il entretint une relation tumultueuse et résolument charnelle avec cette mystérieuse quarteronne42, proche des gens de théâtre et même comédienne secondaire au théâtre de la Porte-Sainte-Antoine. Pour fuir les créanciers, elle avait pour habitude d'emprunter diverses identités (en 1864, elle se faisait appeler Mlle Prosper). Elle s'appelait en réalité Jeanne Lemer43. Dans une lettre du 30 juin 1845, une lettre testamentaire adressée à son notaire, Narcisse Ancelle, annonçant son intention de se tuer, Baudelaire mentionne : « Je donne et lègue tout ce que je possède à Mlle Lemer [...] Moi, je n'ai que Jeanne Lemer. Je n'ai trouvé de repos qu'en elle [...] »44. Baudelaire paya sa pension à l'hospice à son amante. Leur ménage, fait de ruptures et de réconciliations, représentait la collusion de deux forts caractères.
Elle représente pour lui l'ignorance intacte, l’animalité pure45.

Poèmes lui rendant hommage

Ce dernier poème, détaillant le destin réservé après la mort de Jeanne, est peu élogieux. Il est un bilan amer et cruel d'une relation qui n'a su satisfaire Baudelaire, source de plus de souffrances que de bonheur. Il se conclut ainsi « Et le ver rongera ta peau comme un remords. »46

Principaux ouvrages

Baudelaire fut également parmi les premiers traducteurs en français d'Edgar Allan Poe (qu'il réunit dans plusieurs recueils, notamment les Histoires extraordinaires), qu'il contribua à faire connaître.

Éditions de référence

Voir aussi

Bibliographie

Ouvrages
  • Etienne Charavay, C.Baudelaire et A.de Vigny candidats à l'Académie, Charavay frères Ed, 1879
  • Féli Gautier, Charles Baudelaire,carnets 1821-1867, E. Deman, 1904.
  • Royère Etienne, « L'érotologie de Baudelaire », dans Revue Mensuelle, Mercure de France, 1er juillet 1920, p. 618 à 637
  • Pierre Guillain de Bénouville, Baudelaire le trop chrétien, préface de Charles du Bos, Grasset, 1936.
  • Georges Blin, Baudelaire, Gallimard, 1939.
  • Pierre Jean Jouve, Tombeau de Baudelaire, Fata Morgana, 2006. Première édition, La Baconnière, 1942.
  • Benjamin Fondane, Baudelaire et l'expérience du gouffre, Seghers, 1947.
  • Georges Blin, Le Sadisme de Baudelaire, éd. José Corti, 1948.
  • Claude Pichois et W.T Bandy, Baudelaire devant ses contemporains, 1957
  • Max Milner, Baudelaire. Enfer ou ciel qu'importe !, Plon, 1967.
  • Walter Benjamin, Charles Baudelaire. Un poète lyrique à l'apogée du capitalisme, trad. par Jean Lacoste, Petite Bibliothèque Payot, 1979.
  • John E. Jackson, La Mort Baudelaire, La Baconnière, 1982.
  • Giovanni Macchia, Baudelaire, Rizzoli, 1986.
  • Jean-Paul Sartre, Baudelaire, Gallimard, 1947 (rééd. Folio Essais, 1988).
  • Jean Starobinski, La Mélancolie au miroir. Trois Études sur Baudelaire., Julliard, 1989.
  • Giovanni Macchia, Baudelaire e la poetica della malinconia, 1946 ; Rizzoli, 1992.
  • Jérôme Thélot, Baudelaire. Violence et poésie, Gallimard, Bibliothèque des idées, 1993.
  • Patrick Labarthe, Baudelaire et la tradition de l'allégorie, Genève, Droz, 1999.
  • John E. Jackson, Baudelaire, Livre de poche, 2001.
  • Isabelle Vieville Degeorges, Baudelaire clandestin de lui-même, Page après Page, 2004. (ISBN 978-2-84764-014-4)
  • John E. Jackson, Baudelaire sans fin, éd. José Corti, 2005.
  • Claude Pichois et Jean Ziegler, Charles Baudelaire, Julliard 1987. Fayard 1996, pour la nouvelle édition 2005.
  • Ernest Raynaud, Baudelaire et la religion du dandysme, Sambre, 2007.
  • Madeleine Lazard, Un homme singulier, Charles Baudelaire, Paris, arléa, 2010. (ISBN 978-2-86959-870-6)
  • Bernard Lechevalier, Le Cerveau mélomane de Baudelaire : musique et neuropsychologie, 2010 (ISBN 2-7381-2382-1)
  • Xavier de Harlay, L'Idéal moderne selon Charles Baudelaire & Théodore Chassériau, Tours, Litt&graphie, 2011.

Baudelaire dans la fiction

  • Allen S Weiss, Le livre bouffon - Baudelaire à l'Académie, Seuil, 2009

Articles

  • Jean-Pierre Richard, « Profondeur de Baudelaire », in Poésie et profondeur, Le Seuil, 1955.
  • Yves Bonnefoy, « Les Fleurs du mal », in L'Improbable et autres essais, Mercure de France, 1959.
  • Yves Bonnefoy, « Baudelaire contre Rubens », in Le Nuage rouge et autres essais, Mercure de France, 1977.
  • Yves Bonnefoy, « Baudelaire », in Lieux et destins de l'image, Seuil, La librairie du XXe siècle, 1999.
  • Hugo Friedrich, « Baudelaire, le poète de la modernité », in Structure de la poésie moderne, trad. par Michel-François Demet, Livre de Poche, 1999.
  • Yves Bonnefoy, « La Tentation de l'oubli », in Sous l'horizon du langage, Mercure de France, 2002.
  • Xavier de Harlay, « L'Idéal moderne selon Charles Baudelaire & Théodore Chassériau », revue Art et Poésie de Touraine no 180, 2005.
  • Max Milner, « Le Diable dans la littérature française, de Cazotte à Baudelaire », éd. José Corti, 1960 et 2007, chapitre « Baudelaire ».
Il existe une catégorie dédiée à ce sujet : Charles Baudelaire.

Articles connexes

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Liens externes

Notes et références

  1. "Il y a du Dante dans l'auteur des Fleurs du Mal, mais c'est du Dante d'une époque déchue, c'est du Dante athée et moderne, du Dante venu après Voltaire, dans un temps qui n'aura pas de Saint- Thomas" Les Œuvres et les hommes (1re série) – III. Les Poètes, Paris, Amyot, 1862, p. 380
  2. « La poésie ne peut pas, sous peine de mort ou de défaillance, s'assimiler à la science ou à la morale; elle n'a pas la Vérité pour objet, elle n'a qu'Elle-même ». - C. Baudelaire, Notice sur Edgar Poe.
  3. http://users.telenet.be/gaston.d.haese/baudelaire_les_phares.html [archive]
  4. « ([…] à l’angle du boulevard Saint-Germain (maison détruite […]) »Baudelaire, Bibliothèque de la Pléiade, 1975, « Chronologie », p. xxv.
  5. Baudelaire -correspondance, La Pléaide Gallimard
  6. Claude Pichois et Jean Ziegler, « Baudelaire: biographie », éditions Julliard, Paris, 1987, p. 74, (ISBN 978-2-260-00453-0)
  7. "Monsieur, ce matin votre fils, sommé par le sous-Directeur de remettre un billet qu'un de ses camarades venait de lui glisser, refusa de le donner, le mit en morceau et l'avala. Mandé chez moi, il me déclare qu'il aime mieux toute punition que de livrer le secret de son camarade et pressé de s'expliquer dans l'intérêt même de cet ami, [...] il me répond par des ricanements dont je ne dois pas souffrir l'impertinence. Je vous renvoie donc ce jeune homme qui était doué de moyens assez remarquables, mais qui a tout gâché par un mauvais esprit, dont le bon ordre du Collège a eu plus d'une fois à souffrir." Proviseur J. Pierot. Cité sur le site Baudelaire.Litteratura [archive]
  8. Voir l'article : « Comment on paie ses dettes quand on a du génie » paru dans le Corsaire Satan du 24 novembre 1845
  9. « Les Drames et les romans honnêtes », La Semaine théâtrale, novembre 1857
  10. Il l'appelle sa « vieille et terrible amie » (« Chambre double » en 1861 tirée du Spleen de Paris)
  11. « Le spleeff de Paris : Baudelaire, pas si drogué qu'on le croit [archive] », Rue89 en partenariat avec le magazine Standard, 29 janvier 2011
  12. Robert Kopp, Baudelaire, le soleil noir de la modernité,Ed. Découvertes Gallimard, Collection Littératures, p. 60
  13. Paysage (Baudelaire)
  14. Eugène Crépet : Charles Baudelaire
  15. Le recueil est tiré à 1100 exemplaires et est mis en vente le 21 juin 1857 (cf. J-P Avice et Claude Pichois, Passion Baudelaire, Ed. Textuel, 2003, p. 98)
  16. Baudelaire est condamné le vingt août par la sixième Chambre correctionnelle du Tribunal de la Seine
  17. Étienne Charavay, A. de Vigny et Charles Baudelaire candidats à l'Académie française, Charavay Frères éditeurs, 1879
  18. Yvan Leclerc, « L'Opération chirurgicale des Fleurs du mal », dans Crimes écrits : la littérature en procès au XIXe siècle, Plon, 1991, p. 223-281
  19. Loi n°46-2064 du 25 septembre 1946 ouvrant un recours en révision contre les condamnations prononcées pour outrages aux bonnes mœurs commis par la voie du livre [archive]
  20. Crim. 31 mai 1949 [archive]
  21. Yvan Leclerc, op. cit., p. 337-339 où l'on trouve les textes des jugements de 1857 et de 1949
  22. Nicolas Corato (dir. de pub.), « Grandes plaidoiries et grands procès », PRAT, 2005, p. 447-468: réquisitoire de Pinard, plaidoirie de Chaix d'Est-Ange, jugement du tribunal correctionnel, arrêt de la Cour de cassation avec rapport Falco
  23. Claude Pichois et Jean Ziegler, Baudelaire (Fayard, 2005; édition originale 1987), Claude Delarue, Baudelaire, l'enfant idiot (Belfond, 1997) et François Porché, La vie douloureuse de Charles Baudelaire (Plon, 1926)
  24. « L’île n'appartenait pas seulement aux rentiers et aux petits bourgeois. Elle leur était disputée par les artistes qui recherchaient des espaces bon marché et la liberté. », C. Pichois et J. Ziegler, Baudelaire, Fayard, 2005.
  25. L'hôtel Pimodan fût bâti au XVIIe siècle par le duc de Lauzun, un esthète et "Dandy" avant la lettre (v. Barbey D'Aurevilly, « Un dandy d’avant les dandys », in Du dandysme et de George Brummell). À l’époque de Baudelaire, cet hôtel abrite une quantité d'artistes et sera le lieu de réunion du Club des haschichins, immortalisé par Théophile Gautier dans le conte du même nom.
  26. Porché, op. cit., p. 114
  27. Pichois et Ziegler, Baudelaire op. cit., p. 426-430.
  28. Pichois et Ziegler, Baudlaire (op. cit.), p. 317.
  29. C. Pichois et J. Ziegler, Baudelaire (op. cit.)
  30. a et b Le temps baudelairien et la fuyance de l’art romantique: entre tempus et aeternitas, Judith Spencer, Neophilogogus juillet 2009
  31. Leconte de Lisle, dans « la Revue Européenne » du 1e décembre 1861, cité par Claude Pichois et Jean Ziegler, « Baudelaire: biographie », Julliard, Paris, 1987, p. 417
  32. « Manet [auquel le texte est dédié] avait pour modèle, au moment où Baudelaire commença de fréquenter son atelier, un gamin nommé Alexandre. […] Le sujet du poème est directement emprunté à ce qui se passa dans l'atelier de Manet le jour de 1861 où Alexandre fut trouvé pendu, un sucre d'orge entre les dents. Quant à l'épisode de la mère et des voisins, rien ne permet de savoir s'il est authentique ou s'il a été inventé par Baudelaire. » Petits poèmes en prose, éd. Henri Lemaitre, Garnier, coll. « Classiques Garnier », 1997, p. 148
  33. Aragon lecteur de Baudelaire, Alain Trouvé [archive], revue d'histoire littéraire de la France, 101-2001
  34. L'Art romantique, Éditions Garnier, coll. « Classiques Garnier », 1965, p. 678
  35. « Notes nouvelles sur Edgar Poe », dans Critique littéraire, Gallimard, coll. « Pléiade », 1976, p. 333
  36. « Exposition universelle (1855). III. Eugène Delacroix. », dans Œuvres complètes, t. 2, Gallimard, coll. « La Pléiade », 1976, p. 596
  37. Manifestes du surréalisme, Gallimard, coll. « folio essais », 2005, p. 14
  38. Curiosités esthétiques. L'Art romantique, éd. Henri Lemaitre, Garnier, coll. « Classiques Garnier », 1986, p. 676
  39. André Guyaux « Baudelaire : Un demi siècle de lecture des Fleurs du mal  », Presses Universitaires de paris-Sorbonne, 2007, p. 70, (ISBN 978-2-84050-496-2)
  40. 'André Guyaux, 2007, p. 71.
  41. Petits poèmes en prose, éd. Henri Lemaitre, Garnier, coll. « Classiques Garnier », 1997, p. 7
  42. D'après le témoignage de Théodore Duret, recueilli dans le Baudelaire d'Ernest Raynaud, cité dans Lecture de Baudelaire de Louis Aguettant (Les cahiers bleus du Club National du Disque, 1957, p. 13), elle était davantage "quarteronne" que "mulâtresse"
  43. Pascal Pia, Baudelaire, Seuil, Collection Écrivains de toujours, 1952 et 1995, p. 50.
  44. Correspondance, volume I, Gallimard, « Bibliothèque de la Pléiade », 1973, p. 124-125
  45. « Il vivait alors en concubinage avec Jeanne Duval, et depuis cinq ans qu'il la connaissait avait sondé jusque dans leur profondeur l'animalité de cette sang mêlé. […] Seuls restaient, malgré l'envoûtement qu'exerçait encore sur lui son "vampire", avec un curieux besoin d'expiation, la honte de cette liaison, le remords de la dégradation où le maintenait sa passion avilissante. » Albert Feuillerat, Baudelaire et la belle aux cheveux d'or, José Corti, 1941, p. 21.
  46. Pour un point de vue moins misogyne, voir : Angela Carter, Vénus noire, C. Bourgois, 2000. L'auteur présente la liaison du point de vue de Jeanne Duval




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La máquina del tiempo
Una página de poesía dedicada a Baudelaire



Charles Baudelaire
 Cronología Contada de Baudelaire - por Hernán Isnardi.
  Editorial - por Hernán Isnardi.

TEXTOS DE BAUDELAIRE
Obra Poética.

Las Flores del Mal, traducción de Ulyses Petit de Murat. Ediciones DINTEL, 1959.
 
Correspondencias - Las Flores del Mal.


La Naturaleza es un templo cuyos vivientes pilares, dejan a veces escapar confusas palabras. El hombre posa allí a través de bosques de símbolos, que lo observan con miradas familiares.
Como largos ecos que de lejos se confunden en una tenebrosa y profunda unidad —vasta como la noche y como la luz— los perfumes, los colores y los sonidos se responden.
Hay perfumes frescos como carne de niño, dulces como los oboes, verdes como las praderas. Y hay otros corrompidos, ricos y triunfantes, que tienen la expansión de las cosas infinitas, como el ámbar, el almizcle, el benjuí y el incienso, que cantan los transportes del espíritu y los sentidos.
  El Crepusculo Matutino - Las Flores del Mal.

 La diana cantaba en los patios de los cuarteles, y el viento de la mañana soplaba sobre las linternas.
    Era la hora en que el enjambre de los sueños malhechores crispa sobre sus almohadas a los adolescentes morenos; en que, como un ojo sangriento que palpita y se mueve, la lámpara pone sobre el día una mancha roja; en que el alma, bajo el peso del cuerpo huraño y pesado, imita los combates de la lámpara y el día. Como un rostro en llanto que las brisas enjugan, el aire está lleno del estremecimiento de las cosas que huyen. Y el hombre está cansado de escribir y la mujer de amar.
    Las casas aquí y allá comienzan a echar humo. Las mujeres de placer, con los párpados lívidos, la boca abierta, duermen con su sueño estúpido; las pobretonas, arrastrando sus senos flacos y fríos, soplan sobre sus tizones y sobre sus dedos.
    Es la hora en la que entre el frío y la tacañería se agravan los dolores de las mujeres parturientas; como un sollozo cortado por una sangre espumosa, el canto del gallo desgarra a lo lejos el aire brumoso; un mar de neblinas baña a los edificios, y los agonizantes, en el fondo de los hospitales, exhalan su estertor en hipos desiguales. Los crápulas regresan, destrozados por sus andanzas.
    La aurora, tiritando en traje rosa y verde, avanza lentamente sobre el Sena desierto. Y el sombrío París, frotándose los ojos —viejo trabajador— empuña sus herramientas. 

  Los Faros - Las Flores del Mal

Los Faros
Por Charles Baudelaire Versión: Hernán Isnardi
Rubens, río de olvido, jardín de la pereza
Almohada de carne fresca donde no se puede amar,
Pero donde la vida afluye y se agita sin cesar,
Como el aire en el cielo y la mar en la mar.

Leonardo de Vinci, espejo profundo y sombrío,
Donde ángeles encantadores, con una suave sonrisa
Cargada de misterio, surgen a la sombra
De los glaciares y de los pinos que encierran sus tierras.

Rembradt, triste hospital colmado de murmullos,
Y un gran crucifijo decora solamente,
Donde la oración en llanto se despide de la basura,
Y donde un rayo de invierno la atraviesa bruscamente;

Miguel Angel, vago lugar donde se ven Hércules
Mezclarse a los Cristos, y se levantan todos rígidos
Fantasmas poderosos que en los crepúsculos
Desgarran su sudario estirando los dedos;

Cóleras de boxeador, impudor de fauno,
Tú que supiste recoger la belleza de los granujas,
Gran corazón lleno de orgullo, hombre débil y amarillo,
Puget, melancólico emperador de los forzados;

Watteau, ese carnaval donde tantos corazones ilustres,
Como mariposas, vagan centelleando,
Decorados frescos y ligeros iluminados por arañas
Que vuelcan la locura en este baile giratorio;

Goya, pesadilla repleta de cosas desconocidas,
De fetos que se hacen cocer en medio de los sabbats,
De viejas frente a espejos y niñas desnudas,
Para tentar a los demonios ajustando bien sus medias;

Delacroix, lago de sangre que frecuentan ángeles malvados,
Sombreado por un bosque de abetos siempre verde,
Donde bajo un cielo de pena, extrañas fanfarrias
Pasan, como un leve suspiro de Weber;

Esas maldiciones, esas blasfemias, esos lamentos,
Esos éxtasis, esos gritos, esos llantos, esos Te Deum,
Son un eco repetido por mil laberintos;
Son para los corazones mortales, un opio divino!

Es un grito repetido por mil centinelas,
Una orden transmitida por mil portavoces;
Es un faro iluminado sobre mil ciudadelas,
Un llamado de cazadores perdidos en los grandes bosques!

Porque en verdad, Señor, el mejor testimonio
Que nosotros podríamos dar de nuestra dignidad
Es el ardiente sollozo que rueda las edades
Y viene a morir al borde de tu eternidad!



Les Phares
Por Charles Baudelaire
Rubens, fleuve d'oubli, jardin de la paresse,
Oreiller de chair fraîche où l'on ne peut aimer,
Mais où la vie afflue et s'agite sans cesse,
Comme l'air dans le ciel et la mer dans la mer;

Léonard de Vinci, miroir profond et sombre,
où des anges charmants, avec un doux souris
Tout chargé de mystère, apparaissent à l'ombre
Des glaciers et des pins qui ferment leur pays;

Rembrandt, triste hôpital tout rempli de murmures,
Et d'un grand crucifix décoré seulement,
où la prière en pleurs s'exhale des ordures,
Et d'un rayon d'hiver traversé brusquement;

Michel-Ange, lieu vague où l'on voit des Hercules
Se mêler à des Christs, et se lever tout droits
Des fantômes puissants qui dans les crépuscules
Déchirent leur suaire en étirant leurs doigts;

Colères de boxeur, impudences de faune,
Toi qui sus ramasser la beauté des goujats,
Grand coeur gonflé d'orgueil, homme débile et jaune,
Puget, mélancolique empereur des forc,ats;

Watteau, ce carnaval où bien des coeurs illustres,
Comme des papillons, errent en flamboyant,
Décors frais et légers éclairés par des lustres
Qui versent la folie à ce bal tournoyant;

Goya, cauchemar plein de choses inconnues,
De foetus qu'on fait cuire au milieu des sabbats,
De vieilles au miroir et d'enfants toutes nues,
Pour tenter les démons ajustant bien leurs bas;

Delacroix, lac de sang hanté des mauvais anges,
Ombragé par un bois de sapins toujours vert,
où sous un ciel chagrin, des fanfares étranges
Passent, comme un soupir étouffé de Weber;

Ces malédictions, ces blasphèmes, ces plaintes,
Ces extases, ces cris, ces pleurs, ces Te Deum,
Sont un écho redit par mille labyrinthes;
C'est pour les coeurs mortels un divin opium!

C'est un cri répété par mille sentinelles,
Un ordre renvoyé par mille porte-voix;
C'est un phare allumé sur mille citadelles,
Un appel de chasseurs perdus dans les grands bois!

Car c'est vraiment, Seigneur, le meilleur témoignage
Que nous puissions donner de notre dignité
Que cet ardent sanglot qui roule d'âge en âge
Et vient mourir au bord de votre éte
rnité!

  El Gato - Las Flores del Mal.

               Ven, hermoso gato, sobre mi pecho amoroso: retiene las garras de tus patas y déjame sumergir en tus hermosos ojos, en los que se mezclan el metal y el ágata.
    Cuando mis dedos acarician a su antojo, tu cabeza y tu lomo elástico, y mi mano se embriaga con el placer de palpar tu cuerpo eléctrico, veo a mi mujer en espíritu; su mirada, como la tuya, amable bestia, profunda y fría, como un dardo hiende y corta, y, de los pies a la cabeza, un aire sutil, un peligroso perfume, flota alrededor de su cuerpo moreno.


  Epígrafe para un Libro Condenado - Las Flores del Mal.


    Lector apacible y bucólico, sobrio e inocente hombre de bien, arroja este libro saturniano, orgiástico y melancólico.
    Si no has estudiado tu retórica con Satán, el astuto decano, ¡arrójalo! No comprenderás nada de él, o me creerás histérico.
    Pero si, sin dejarte hechizar, tu pupila sabe sumergirse en los abismos, léeme, para aprender a amarme; alma curiosa que sufres y andas en busca de tu paraíso ¡compadéceme! Sino, ¡yo te maldigo! 

  La Destruccion - Las Flores del Mal.

                  A mis costados, sin cesar, se agita el Demonio; flota alrededor mío como un aire impalpable; lo aspiro y siento que abrasa mis pulmones y los llena de un deseo eterno y culpable.
    A veces toma (conoce mi gran amor por el Arte) la forma de la más seductora de las mujeres y, bajo especioso pretexto de aburrimiento, acostumbra mis labios a filtros infames.
    Me conduce así lejos de la mirada de Dios, jadeante y rendido de fatiga, en medio de las llanuras del Hastío, profundas y desiertas, y lanza a mis ojos llenos de confusión ¡vestidos manchados, heridas abiertas y el parto sangriento de la Destrucción!

  Remordimiento póstumo - Las Flores del Mal.
Cuando duermas, mi bella tenebrosa, en el fondo de un monumento construído, en mármol negro, y no tengas por alcoba y mansión más que una bóveda lluviosa y una fosa profunda; cuando la piedra, oprimiendo tu pecho miedoso y tus flancos que ablanda una molicie encantadora, impida a tu pecho latir y querer y a tus pies seguir su curso aventurero, la tumba, confidente de mi sueño infinito —porque la tumba siempre comprenderá al poeta— durante esas largas noches de las que el sueño, ha sido desterrado, te dirá: "¿De qué te sirve, cortesana imperfecta, no haber conocido lo que lloran los muertos?" —Y el gusano roerá tu piel, como un remordimiento.

  Sed Non Satiata - Las Flores del Mal.

tabaco —obra de algún obí, Fausto de la llanura—, bruja de flancos de ébano, hija de las negras mediasnoches, yo prefiero a la constancia, al opio, a las noches, el elixir de tu boca donde el amor se pavonea. Cuando hacia tí mis deseos parten en caravana, tus ojos son la cisterna donde beben mis hastíos.
    Por esos grandes ojos negros, respiraderos de mi alma, oh demonio sin piedad, viérteme menos fuego: no soy la Estigia, para abrazarte nueve veces, ¡ay de mí!, ¡no puedo, Furia libertina, para quebrar tu ánimo y acorralarte! ¡en el infierno de tu lecho transformarme en Proserpina!

  Sueño Parisien -Las Flores del Mal.

 A Constantin Guys.

    De este terrible paisaje, que jamás vieron ojos mortales, esta mañana la imagen vaga y lejana, todavía me maravilla.
    ¡El sueño está lleno de milagros! Por un capricho singularísimo, había desterrado de ese espectáculo al vegetal irregular y, pintor orgulloso de mi genio, saboreaba en mi cuadro la embriagadora monotonía del metal, el mármol y el agua.
    Babel de escaleras y arcadas, era un palacio infinito, lleno de fuentes y cascadas que caían sobre el oro mate o bruñido; y las pesadas cataratas, como cortinas de cristal, se suspendían, deslumbrantes, de las murallas metálicas.
    No árboles, sino columnatas, rodeaban los estanques dormidos, donde, como mujeres, gigantescas náyades se miraban.
    Napas de agua se expandían, azules, entre muelles rosas y verdes, durante millones de leguas, hasta los confines del universo; había piedras inauditas y olas mágicas; había espejos deslumbrados por todo lo que reflejaban.
    Ríos descuidados y taciturnos, desde el firmamento, vertían el tesoro de sus urnas en abismos de diamante.
    Arquitecto de mis sortilegios, hacía pasar a mi antojo, bajo un túnel de pedrerías, un océano domado; y todo, hasta el color negro, parecía bruñido, claro, irrisado: el líquido engarzaba su gloria en el rayo hecho cristal.
    Ningún astro, ningún vestigio de sol ni aún al final del cielo, para iluminar esos prodigios, que brillaban con un fuego propio.
    Y sobre esas móviles maravillas flotaba (terrible novedad: ¡todo para los ojos nada para los oídos!) un silencio de eternidad.
II
    Al reabrir los ojos llenos de llamas he visto el horror de mi bohardilla y he sentido, al volver a entrar en mi alma, el aguijón de las malditas inquietudes; el péndulo de acentos fúnebres marcaba brutalmente el mediodía, y el cielo vertía tinieblas sobre este triste mundo embrutecido.



  El Confiteor del Artista - Spleen de Paris.
  El Crepusculo de la Tarde - Spleen de Paris.
  El Extranjero - Spleen de Paris.
  El Puerto - Spleen de Paris.
  Las Turbas - Spleen de Paris.
  Las Ventanas - Spleen de Paris.

PROSA, CARTAS Y NOVELA
 Carta a su Madre mayo de 1861
  Cohetes - (fragmentos).
  Mi Corazon al Desnudo - (fragmentos).
  Del Vino y del Haschisch - (Paraisos Artificiales-fragmentos-).
  Proyectos de prólogos para la segunda edición
  La Fanfarlo - (fragmento).
  Los beneficios de la Luna (Versión I) - Pequeños Poemas en Prosa
  Los beneficios de la Luna (Versión II) - Pequeños Poemas en Prosa
  Los beneficios de la Luna (Versión III) - Pequeños Poemas en Prosa
  Los beneficios de la Luna (Versión IV) - Pequeños Poemas en Prosa

CRITICA DE ARTE, PINTURA, LITERATURA y MUSICA
 Del Color - Curiosidades esteticas (fragmentos).
  El Pintor en la Vida Moderna - El Arte Romantico (fragmento).
  La Vida y la Obra de Delacoix - El Arte Romantico (fragmento).
  Edgar Poe su Vida y sus Obras - Obra Critica.
  Theophile Gautier - El Arte Romantico (fragmento).
  Marceline Desbordes-Valmore - El Arte Romantico (fragmento).
  Victor Hugo - El Arte Romantico (fragmento).
  Richard Wagner y Tannhauser - El Arte Romantico (fragmento).


PLASTICA
 Autorretratos, Dibujos y Pinturas de Baudelaire.
  Album de Fotos.

SOBRE BAUDELAIRE
  Baudelaire y la inmensidad - por Gastón BACHELARD.
  Baudelaire y las nubes - por Gastón BACHELARD.
  Baudelaire, la muerte y el mar - por BACHELARD.
  Baudelaire - por González Ruano.
  El poeta de la Modernidad - por Hugo Friedrich.
  El origen del narrador - Por Daminán Tabarovsky
 
Baudelaire en el lenguaje musical de Debussy - por Tomás Barna.
  Los primeros cien años de Las Flores Del Mal - por Bernardo Ezequiel Koremblit.
  Recuperación de Charles Baudelaire - por Tomás Barna.
  Baudelaire visto por ...

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